Cada día perdemos más pueblos en España, más cultura y más oportunidades mirando sólo a las ciudades como epicentros de la innovación y el empleo masivo de baja calidad vital.

La vida en los pueblos cada día se torna de forma pausada sin mayores cambios que la llegada del butano, el panadero repartiendo pan de leña y los niños que van a la pequeña escuela en aquellos municipios que aún quede colegio público. La vida en los pueblos es tranquila y apacible, aunque la vida del ganadero se haya ido complicando en los últimos años debido al exceso burocrático y los infinitos controles para rebaños de cinco ovejas o doscientas. Ver a un ganadero estresado no es poco frecuente.

Yo emprendí en mi pueblo sin saber que lo hacía, la asociación juvenil a la que pertenecía acabó convirtiéndose en una oportunidad de futuro para los jóvenes que la formábamos. Si bien es verdad que la oportunidad difícilmente se hubiera brindado si no hubiéramos estado formados y cercanos al movimiento social en aquel momento.

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¿Es posible emprender en un pueblo?

Hacer viable la vida de un pueblo pasa por tener los servicios mínimos necesarios para poder vivir dignamente. Entre ellos cabe destacar el colegio, gracias al cual conseguimos fijar población ya que es eje vertebrador e ingrediente indispensable de padres con hijos/as, lo que confiere una especial atención cuando hablamos de establecernos en una zona rural.

Los centros médicos, el acceso a internet de calidad y los servicios como tiendas y bares también hacen una importante función a la hora de establecer nuestra vida en un municipio rural. La pregunta ahora es, ¿realmente puedo crear mi empresa en un pueblo y vivir de ello?

Aunque es cierto que las dificultades en torno al emprendizaje es algo que en los últimos años se ha limado bastante, aún hoy contamos con innumerables obstáculos. Barreras que no sólo podemos apreciar en el mundo rural sino que también nos encontramos en las ciudades, pese a las numerosas oportunidades.

Por tanto, claramente es posible emprender en un pueblo, si bien debemos enfocar nuestra mirada como emprendedor a las necesidades del entorno y no a las oportunidades económicas del entorno. Esta mirada mercantilista es el primer paso para el fracaso como emprendedor rural. Las características de estos espacios les confieren una importante inestabilidad como oportunidad de negocio tradicional por lo que debemos pensar en el problema y no en el rédito económico que esperemos obtener.

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Actividades de impacto social en las zonas rurales

El gran auge actual relacionado con el emprendimiento social abre nuevas oportunidades en el mundo rural, entendiendo emprendimiento social como la capacidad de dar respuestas a necesidades sociales y/o ambientales. Para ello se utilizarán herramientas propias de la empresa tradicional pero con el foco puesto en “dar soluciones” e incrementar no solo el valor económico, sino también el social y ambiental.

El impacto social en zonas rurales es claramente intrínseco. Aunque partimos de la base de que cualquier

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negocio establecido en la zona rural genera oportunidades de empleo y con ello de fijación de la población, no todos los proyectos son positivos desde una visión de impacto social positivo y de sostenibilidad ambiental.

Debemos entender que en los proyectos de impacto son clave los “¿cómo damos solución?” a las problemáticas planteadas. Si resolvemos una problemática pero empeoramos otra, el modelo de emprendimiento social es claramente dudoso.

Hay que poner el foco en ‘dar soluciones’ e incrementar no solo el valor económico, sino también el social y ambiental

¿Cómo reactivar la vida de los pueblos con proyectos de impacto social?

  1. Si decides montar un negocio en una comarca rural, escucha atentamente en la tienda, el bar, a tus vecinos. Las demandas son múltiples, y a veces nos enamoramos en exceso de la primera idea que se nos cruza sin escuchar los verdaderos problemas con los que cuentan los residentes.
  2. Mira globalmente. Que establezcas la sede de tu negocio en un pueblo no significa que no puedas hacer negocios con personas que viven en Madrid o Barcelona. Haz una mirada con suficiente perspectiva para ver cómo interconectando nodos puedes llegar más lejos de lo que inicialmente soñabas.
  3. Sin formación no hay oportunidades, necesitamos de ella para conseguir mejores resultados y así potenciar la ecuación en la que los resultados no dependan solo de lo que haces y el azar. RuralAcademy es un ejemplo de formación online para afianzar tu modelo de negocio rural.
  4. Utiliza tecnología. La tecnología está jugando un papel fundamental en el empoderamiento de las personas que habitan zonas rurales. Tecnología útil y usable que mejore la calidad de las personas, desde el punto de vista de la salud, el ocio, la familia, la educación, etc.
  5. Crea espacios multiplicadores. Podemos innovar en un pueblo pero necesitamos creernoslo. Necesitamos crear espacios de trabajo colaborativo (coworking rural), entornos que reciban a personas en tránsito: coworkation (la nueva forma de trabajar mezclando trabajo con vacaciones) y digital nomads (la consecuencia directa del fenómeno anterior).

Las oportunidades del medio rural para recibir proyectos de impacto social crece cada día. En Alma Natura nos lo creímos hace ya casi veinte años y ahora somos un claro ejemplo de que podemos cambiar nuestra zona e influir de forma positiva por el bien común de todos/as.

Juan José

JUAN JOSÉ MANZANO
 EMPRENDEDOR SOCIAL
Este emprendedor social es fundador y CEO de Alma Natura, consultoría que se centra en impulsar el desarrollo y el empleo rural y que fue la primera empresa certificada como B Corporation en España.