La obsesión por encontrar el elixir de la eterna juventud nos ha hecho aparcar la vejez en el rincón del olvido. Pero en una sociedad en continuo proceso de envejecimiento, donde la esperanza de vida crece a la par que desciende la natalidad, se hace necesario reconocer a las personas mayores como sujetos activos, autónomos y dueños de su propia vida.

El Instituto Nacional de Estadística calcula que en 2050 las personas mayores de 65 años en España serán el 30,79% de la población total. Es hora de que la sociedad se adapte a sus mayores y recupere el sentido y la dignidad de esta etapa fundamental de la vida.

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Hoy las personas mayores tienen la capacidad de envejecer en mejores condiciones de salud que las generaciones anteriores, cultivar intereses y continuar formándose y disfrutar de actividades sociales con un alto grado de autonomía.

Frente a la imagen de decadencia, etapa final de la vida o antesala de la muerte, la vejez se presenta como época de descanso y de nuevas oportunidades de desarrollo personal.

“Muchas personas se preocupan por si hay vida después de la muerte. Lo que es evidente es que hay vida antes de la muerte”.
José Carlos García Fajardo, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid

“Es muy importante mantenerse en activo cuando finaliza la edad de trabajar y generar una nueva cultura dirigida a enfocar nuestra vida a otras actividades, aprender otra forma de vivir”, explica Miguel Peláez,  presidente del Grupo El Yate, empresa social que ofrece servicios de asistencia a domicilio y gestiona cuatro residencias de mayores en Córdoba.

“Muchas personas se preocupan por si hay vida después de la muerte. Lo que es evidente es que hay vida antes de la muerte y es necesario vivirla con dignidad, con la mayor autonomía posible, con salud y en buena forma física, relacionándose con los demás, participando en actividades apropiadas a la riqueza del tiempo con el que ahora vivimos”, explica José Carlos García Fajardo, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid y fundador de Solidarios para el Desarrollo, organización social que promueve el voluntariado con personas mayores.

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A sus 75 años, García Fajardo nada tiene que ver con el estereotipo del jubilado ocioso que pasa las horas pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pensador infatigable, produce numerosos escritos en los que reflexiona sobre diversos aspectos sociales, entre ellos las personas mayores, tema sobre el que escribe en primera persona. “Nos tienen de espectadores más que como ciudadanos que participan y se atreven a pensar, a dudar, a disentir y a emprender comprometiéndose”.

Envejecimiento activo

El número de personas mayores en Europa crece al mismo ritmo que cambian sus características personales y sociales, lo que sin duda tendrá efectos en el modelo económico y el sistema de protección social.

El término envejecimiento activo fue adoptado a finales de los años 90 por la Organización Mundial de la Salud para expresar el proceso de envejecimiento en torno a una vida saludable, participativa y segura.

Para abordar estos cambios, el Parlamento Europeo ha declarado 2012 como Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional con el fin de potenciar la autonomía y participación de las personas mayores y sensibilizar a la población sobre el valor de un envejecimiento activo.

Este término fue adoptado a finales de los años 90 por la Organización Mundial de la Salud para expresar el proceso de envejecimiento en torno a una vida saludable, participativa y segura. En definitiva, se contempla esta etapa de la vida como un ciclo más de crecimiento personal, añadiendo vida a los años y no solo años a la vida. Mientras que las políticas tradicionales han estado centradas únicamente en la atención a la salud o la situación social y en garantizar las pensiones, se habla de la necesidad de desarrollar políticas dirigidas a mantener y promover la autonomía personal, la dignidad y la protección jurídica.

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“Las personas mayores han visto incrementar su peso en la sociedad. Tienen un papel más activo y son capaces de seguir potenciando sus habilidades y de participar en la sociedad como auténticos protagonistas”, sostiene María Coll, responsable del Área de Personas Mayores del Instituto de Trabajo Social y de Servicios Sociales (Intress).

La participación en actividades sociales, culturales, deportivas y de voluntariado social contribuye a mantener el bienestar y la salud física y psíquica de los mayores, ya que les mantiene activos, aumenta sus relaciones sociales y les permite descubrir nuevos estímulos. El 54% de las personas mayores de 65 años ha iniciado nuevas actividades a partir de su jubilación, lo que fomenta el desarrollo de relaciones sociales. Las personas mayores tienen disponibilidad de tiempo, memoria, experiencia vital y una visión más completa de la vida, valores que bien pueden ser aprovechados en actividades como el voluntariado. Sin olvidar su otro gran papel hoy día: el cuidado de los nietos. Un 70% de las personas mayores de 65 años afirma cuidar o haber cuidado de sus nietos, sobre todo las mujeres.

Usuarios, no sujetos

La mejora en las condiciones de salud y el envejecimiento activo hace que las personas mayores de 65 años se conviertan en dinamizadores de la economía, como demandantes de nuevos servicios y no como sujetos pasivos.

“Los servicios deben girar en torno a la persona, atendiendo sus necesidades e inquietudes y teniendo en cuenta sus circunstancias personales”.
Antonio Rodríguez, presidente de la Asociación Edad Dorada

La tercera edad deja de ser un gasto público a corto plazo para convertirse en un filón que genera empleo en actividades de ocio, turismo, teleasistencia, ayuda a domicilio, servicios residenciales y sociosanitarios.

“Los servicios deben girar en torno a la persona, atendiendo sus necesidades e inquietudes y teniendo en cuenta sus circunstancias personales, su biografía y su contexto situacional desde una triple dimensión afectiva, psicológica y social”, señala Antonio Rodríguez, presidente de la Asociación Edad Dorada-Mensajeros de la Paz en Castilla-La Mancha, que actualmente gestiona 30 centros de mayores con cerca de 1.300 plazas y servicios de atención telefónica.

Desde las empresas y organizaciones del sector coinciden en la necesidad de contar con equipos multidisciplinares de profesionales cualificados y con vocación, que incorporen cualidades como la sensibilidad, la afectividad o el respeto hacia los mayores.

Residencias

El 87,3% de las personas mayores prefiere vivir en su casa, aunque sea solo, y el 84% viven acompañados, sobre todo en el medio urbano. Por ello en su mayoría los servicios sociales a este colectivo van dirigidos a la atención a domicilio y al apoyo a las familias cuidadoras. Sin embargo, en casos de dependencia severa, las residencias para la tercera edad se presentan como un recurso necesario. En España, el 1,2% de los mayores de 65 años vive en estos centros, que ofrecen una atención integral que incluye actividades de ocio. También hay centros de día, para estancias cortas o especializados en el tratamiento de enfermedades concretas como el Alzhéimer.

“La institucionalización de una persona en una residencia es traumática tanto para ella como para su familia. Por ello tratamos de que se adapten rápidamente mediante su participación en la vida del centro”
Miguel Peláez, de Grupo El Yate

Aunque estos centros ya no son los asilos de antes, el ingreso es siempre una opción difícil. “La institucionalización de una persona en una residencia es traumático tanto para ella como para su familia. Por ello tratamos de que se adapten rápidamente mediante su participación en la vida del centro”, explica Miguel Peláez, que aporta el caso de Andrés, un residente que escribe un diario sobre su día a día en la residencia y que ha pasado de considerarla una jaula de oro a contar que su vida ha dado un cambio radical.

“Todavía hoy hay personas que visitan nuestras instalaciones pensando que se tratan de centros cerrados, oscuros y tristes donde se abandona a los familiares mayores. Esa errónea percepción cambia cuando ven que los residentes disfrutan de las actividades ofrecidas y se encuentran cómodos con el personal de atención directa”, apunta Coll. No obstante, la implicación de los familiares en el cuidado de los mayores es fundamental. “Los profesionales pueden prestar sus servicios con calidad y calidez, pero no sustituir el cariño de las familias”, recuerda Peláez.

TRIODOS BANK Y LAS PERSONAS MAYORES

A través de su actividad financiera, Triodos Bank quiere apoyar el trabajo de los profesionales del ámbito social y de la salud que cada día se esfuerzan por mejorar la calidad de vida de las personas mayores con necesidades de cuidados especiales. Triodos Bank financia entidades vinculadas a la prestación de servicios de asistencia sociosanitaria para la tercera edad, comprometidas con la mejora de la calidad de vida de las personas mayores en lo relativo a la salud, el desarrollo de la persona y la integración social.

Foto: ARQUISOCIAL · Datos de los gráficos: IMSERSO