En Europa la situación también será confusa en 2024. En cuanto a la coyuntura económica, Stegeman explica que, aunque la inflación remite, los tipos de interés se mantienen en niveles elevados, lo que pesará cada vez más sobre la carga de la deuda pública. "De hecho, Europa está en recesión y los gobiernos tienen menos margen financiero para reactivar el crecimiento".
También es probable que EE. UU. entre en recesión en el segundo semestre del próximo año, prosigue Stegeman en su previsión para 2024. "En general los mercados emergentes van algo mejor, pero el crecimiento mundial bajará al 3 % como media".
Dentro del modelo económico actual, un exiguo crecimiento del 3 % no satisfará el hambre de crecimiento, sostiene Stegeman. "Pero no nos equivoquemos, con un 3 % todavía hablamos del tamaño total de la economía mundial en 1970. Por lo tanto, nuestro planeta experimentará una repentina adición de una actividad económica de proporciones similares el próximo año".
En lo que respecta al crecimiento, vivimos en una camisa de fuerza
La economía necesita crecer, pero ese crecimiento también causa catástrofes masivas en nuestro medioambiente y nuestro clima, con consecuencias a largo plazo para las personas y los animales. "Nos acercamos a los límites de lo que puede soportar nuestro planeta. Y en términos de biodiversidad y clima ya los hemos superado", afirma Stegeman.
Como resultado, la economía ya no puede proporcionar prosperidad y bienestar para todos. No obstante, seguimos aferrados al mantra del crecimiento. "Nos encontramos en una camisa de fuerza de crecimiento porque hemos orientado por completo nuestra economía al crecimiento. Sin un crecimiento de los beneficios empresariales de dos dígitos, los accionistas empiezan a refunfuñar, los ingresos fiscales no logran financiar los crecientes presupuestos y la carga de la deuda, se invierte menos en innovación y surgen tensiones entre empleados/as y empresarios para repartirse el escaso crecimiento”.
Si el crecimiento es escaso o nulo, el sistema se resquebraja. Lo sentimos ahora y lo sentiremos cada vez más durante los próximos años de vacas flacas, afirma Stegeman. El envejecimiento de la población y unos niveles de productividad laboral escasos o nulos frenan el crecimiento en Europa. Por lo general, los gobiernos permitirían que se acumulase la deuda para inyectar dinero en la economía. Sin embargo, las deudas ya han aumentado mucho como respuesta al Covid-19 y hay poco margen para que se amplíen más aún. "Tenemos que desvincular nuestra economía del crecimiento. Esto hará que el sistema económico sea más estable y abrirá el camino a un mundo en el que la gente seguirá teniendo futuro, incluso dentro de 50 años".
Hacia un modelo de postcrecimiento
Stegeman aboga, pues, por una economía postcrecimiento. "Una economía con menos estímulos al crecimiento, menor incremento material, más tiempo para los demás y menos daños ecológicos. No se trata de un programa político, sino de una política económica pragmática en tiempos de creciente escasez".
Triodos Bank y la gestora de inversiones Triodos Investment Management desempeñan un papel activo en esta transformación. Stegeman: "Demostramos que es posible mantener una economía sin incentivos perversos para el crecimiento. Se puede conseguir con un cambio en la estructura institucional, la reducción del consumo excesivo, la modificación de los incentivos a los beneficios empresariales, el aumento de la seguridad de los empleados y una revisión a la baja de la presión del sistema financiero con respecto al crecimiento."
Stegeman pone el sencillo ejemplo de un frigorífico que dura el doble, pero cuesta lo mismo. "Esto aportaría enormes beneficios sociales. Sin embargo, la mayoría de las empresas optan por electrodomésticos con una vida útil corta. También resulta cada vez más difícil y caro reparar los electrodomésticos. Cuanto mayor sea la vida útil de un frigorífico, menor será el beneficio y el volumen de negocio del fabricante de frigoríficos. Esto debe -y puede- cambiar”.
Avance hacia una fiscalidad, propiedad y financiación diferentes
Una medida concreta a aplicar es el ajuste de la fiscalidad. En la actualidad, los gobiernos se benefician del crecimiento económico porque gravan principalmente las rentas del trabajo y los beneficios. Ambos dependen del crecimiento. Stegeman: "Gravar más en función de la riqueza, la contaminación de las empresas y las emisiones de CO2 reducirá la adicción al crecimiento de los gobiernos, al tiempo que contribuirá a la sostenibilidad”.
Stegeman: "También deberíamos considerar los derechos de propiedad. En la actualidad están exclusivamente en manos de proveedores de capital que solo se centran en la rentabilidad, lo que lleva a las empresas a perseguir sobre todo los beneficios a corto plazo. En las cooperativas, por ejemplo, se tienen en cuenta otros intereses”.
El sector financiero también debe alejarse del enfoque en el crecimiento y fijarse más en las repercusiones positivas y la sostenibilidad en la economía real a la hora de apoyar actividades, sostiene Stegeman. "Esto es difícil porque en los balances de los bancos o en las carteras de inversión se mantienen muchas empresas con modelos de negocio obsoletos. Intentar que estas empresas sean más sostenibles mediante el diálogo o el compromiso es simplemente una opción de beneficio a corto plazo. Se puede retrasar el dolor de las amortizaciones, pero ahora estamos en un callejón sin salida y el muro hacia el que corremos es duro como una roca”.
La economía postcrecimiento ofrece oportunidades
¿Qué implica un mundo postcrecimiento para empleados/as y entidades financieras? En un modelo de este estilo los combustibles fósiles desaparecerán al igual que otros sectores contaminantes. Stegeman: "La transición provocará sin duda pérdidas de puestos de trabajo. Habrá que proporcionar seguridad a los y las empleados/as de esos sectores. Sin embargo, las actividades más sostenibles también crearán nuevas oportunidades laborales que contribuirán a la felicidad y el bienestar de las personas”.
Además, es importante ofrecer a las personas que actualmente dependen del crecimiento anual de sus ingresos (para hacer frente al aumento de los gastos) una ayuda diferente, como un salario básico. "Tenemos que ofrecer a la gente una perspectiva diferente, una vida con más tiempo libre, mayor bienestar y una distribución más justa de la riqueza. Nadie recuerda en su lecho de muerte lo mucho que disfrutó con sus compras en grandes almacenes baratos”.
Para las entidades financieras, todavía existen muchas oportunidades de obtener beneficios. Stegeman: "Que no haya crecimiento a nivel macroeconómico no significa que no lo haya en ninguna parte. Existe en empresas y en sectores que forman parte de la trayectoria hacia una economía sostenible. Hay que ampliar esos sectores. Esas empresas obtendrán beneficios, pero sin incentivos perversos centrados en obtener rentabilidad a corto plazo. El crecimiento ya no debe ser principal motor de la economía. Detengamos la adicción al crecimiento y centrémonos más en los intereses colectivos. Espero que podamos demostrar en Triodos que esto es posible".
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