La reunión anual número 27 de la Conferencia de las Partes (COP), celebrada en Sharm-El-Sheik concluyó la semana pasada con decepción. En el periodo previo a la COP27, había muchas dudas sobre si esta cumbre del clima podría tener éxito. La escasez de energía a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones entre los dos mayores emisores, China y Estados Unidos, y las tensiones entre el Norte y el Sur no auguraban nada bueno. Además, las siete mayores compañías petroleras privadas obtuvieron unos beneficios por valor de 150 000 millones de dólares en los nueve primeros meses de este año. Sin embargo, los gobiernos complementan este botín con 64 000 millones de dólares al año en subvenciones públicas al petróleo y el gas.

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La urgencia es más que evidente

Justo antes de la COP27 se publicó una avalancha de informes que demuestran la necesidad de intensificar los planes de mitigación climática y su rápida ejecución:

Los resultados

En la mayor parte de las cinco áreas clave sobre la mesa de la COP27, el progreso es escaso:

  • Mitigación: Uno de los objetivos principales de la COP27 consistía en reforzar los compromisos de emisión asumidos el año pasado en Glasgow para mantener el calentamiento global limitado a 1,5 ºC. Sin embargo, en Egipto no se ha asumido ningún compromiso de este tipo, lo que significa que podemos despedirnos de este objetivo de París. O, en palabras de Alok Sharma, presidente de la COP26: "Dije en Glasgow que el pulso hacia la meta de un aumento de temperatura de 1,5 grados era débil. Sigue con respiración asistida, tenemos que mirarnos al espejo y considerar si hemos estado a la altura de ese reto de las últimas dos semanas". 
  • Daños y pérdidas: Como era de esperar, este fue una de las principales disputas de la Cumbre. Las naciones más pobres querían más compensaciones, mientras que los países más ricos debían cumplir la promesa de 2015 de financiarlas con 100 000 millones de dólares anuales. La buena noticia es que habrá un fondo de daños y pérdidas. La mala noticia es que aún no hay dinero en él. La financiación total necesaria para la adaptación es de al menos 2,5 billones de dólares para 2030.
  • La naturaleza: Existe un fuerte vínculo entre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Aunque este será el tema de la COP15 sobre biodiversidad el mes que viene, sería de gran ayuda tener cierta noción de su importancia. Solo el presidente brasileño Lula da Silva se comprometió a hacer todo lo posible para proteger la selva tropical.
  • Eliminación progresiva del gas y el carbón: Es necesario que en un futuro (próximo) se eliminen el gas y el carbón. La única nota (en cierta forma) positiva es el compromiso de India.
  • Adaptación: La adaptación consistiría en mejorar las defensas contra las inundaciones, los diques de contención, el traslado de las comunidades a terrenos más elevados y la protección de las carreteras y las vías férreas contra las tormentas y las inundaciones. En la COP27 se han sugerido algunas mejoras de los compromisos anteriores y podría acordarse una duplicación de la financiación para la adaptación. Sin embargo, los científicos vuelven a advertir de que los niveles de financiación prometidos siguen muy por debajo de las inversiones que pronto serán necesarias.

Incluso con bajas expectativas, la cumbre decepcionó. Como declaró Frans Timmermans, responsable de la política climática de la UE: "Esta es la década decisiva, pero lo que tenemos delante no es suficiente para dar un paso hacia el frente para las personas y el planeta".

No hacer nada no es una abstracción política. Implica que dejemos, ahora y en el futuro, que mueran y sufran más personas por los fenómenos meteorológicos extremos. Que nos neguemos a ser solidarios con los más pobres del mundo y que aceptemos que la desigualdad de la riqueza agrave aún más la desigualdad en emisiones de carbono.

¿Pueden las finanzas ser una fuerza positiva por sí mismas?

No sirve de nada esperar a que el gobierno actúe. Juegan al juego del gato y el ratón: Norte y Sur, las generaciones actuales y las futuras y ricos y pobres. Pero, en este juego, olvidan que hay que pisar el freno mucho antes de acercarse al barranco, ya que la distancia de frenado del cambio climático es de décadas.

En Triodos Bank, nos comprometimos a través de nuestra iniciativa As One To Zero: queremos financiar actividades con cero emisiones y llegar junto con nuestros/as clientes/as a las emisiones cero lo antes posible. Las políticas gubernamentales, desde los impuestos sobre el carbono hasta las inversiones en infraestructuras de energías renovables, nos facilitarían esa tarea.

Se prevé que la transformación mundial de una economía muy dependiente de los combustibles fósiles a una economía con bajas emisiones de carbono requerirá inversiones de al menos entre 4 y 6 billones de dólares al año, una parte relativamente pequeña (1,5-2 %) del total de activos financieros gestionados, pero significativa (20-28 %) en términos de recursos anuales adicionales que deben asignarse. El informe sobre la brecha de emisiones enumera siete recomendaciones para acelerar la financiación de las políticas climáticas:

  • Dejar de financiar los combustibles fósiles: serán activos varados de 4 billones de dólares y, por tanto, un riesgo sistémico
  • Aumentar la eficiencia de los mercados financieros (que los riesgos tengan un precio)
  • Introducir la tarificación del carbono
  • Impulsar el comportamiento financiero responsable
  • Crear mercados (normativa, financiación mixta, impuestos, subvenciones)
  • Movilizar a los bancos centrales
  • Crear clubes climáticos e iniciativas financieras transfronterizas internacionales.George Monbiot lo resume muy bien en The Guardian:

"Los gobiernos del mundo rico llegaron a la conferencia de Egipto bajo un lema: es ahora o nunca. Y se fueron con otro: ¿qué tal si nunca?. Navegamos a través de cada meta y objetivo, línea roja y restricción prometida hacia un futuro en el que la posibilidad de existencia de cualquier persona comienza a disminuir hacia cero. Cada vida es un regalo locamente improbable. ¿Por cuánto tiempo más nos sentaremos a mirar mientras nuestros gobiernos lo tiran todo por la borda?"

Por supuesto, siempre hay esperanza. Pero se necesita mucho más coraje. No solo por parte de los políticos y los responsables políticos, sino por parte de quienes quieren tener un futuro habitable para las generaciones futuras.

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