“La mitad de los refugiados que llegan a Europa son niños. Esto es un fenómeno nuevo que desgarra. Y esa mirada de la infancia me parece importante”. Hernán Zin firma el documental Nacido en Siria, ahora en cines.

“La mitad de los refugiados que llegan a Europa son niños. Esto es un fenómeno nuevo que desgarra. Y esa mirada de la infancia me parece importante”. Hernán Zin lleva 20 años viajando para “guardar testimonio y documentar el sufrimiento humano, buena parte de él causado por permanentes conflictos”. En medio de su vorágine de viajes y a causa de lo vivido, este argentino decidió escuchar a los más pequeños para sumar su voz “al debate sobre ciertos problemas”. Nacido en Siria, recién estrenado en cines en España, es uno de los resultados de su idea. Pero se trata de una serie. Antes que este título llegó Nacido en Gaza, nominado a los Goya de 2015 al Mejor largometraje documental, y el siguiente en la lista será Nacido en Sudán. “En el caso actual, la infancia refugiada, en el otro, la de guerra, también habrá una trabajadora, son miradas distintas desde los niños”, explica su autor.

Contar la historia de alguien que sufre es todo lo que puedo hacer, y creo que es interesante

Hernán Zin nació en Argentina en 1971 pero lleva más de dos décadas afincado en Madrid, después de realizar el documental Vida y muerte en la estación de Calcuta en colaboración con el músico Nacho Cano. Desde que comenzó a grabar, el motor de su trabajo ha sido “intentar cambiar un poco el mundo en el que vivimos”. Para conseguirlo, no ha parado de recorrerlo tratando de reflejar en sus películas el hambre en África, la miseria en la India, la explotación sexual de menores en Camboya, las consecuencias de las guerras en Siria o los Balcanes… Se le podría definir como documentalista social, “también como periodista, director, escritor. Lo importante es contar la historia, más que la etiqueta, aunque todas ellas reflejan una parte de mi trabajo”, precisa.

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“Denunciar el sufrimiento siempre me ha llamado, quizás porque siempre lo he tenido todo y he sentido la necesidad de cambiar las cosas”, reflexiona Zin en su oficina cerca de Madrid, su centro de operaciones. Y aclara: “Aunque a veces pasa, ocurre de forma involuntaria: mi objetivo no es cambiar la vida de la gente”. Para este profesional, hacer que la situación evolucione a mejor ya supone “un desafío suficiente”. Y añade: “Yo no sé cómo ayudar a la gente, yo sé contar historias”. Y al hacerlo puede suceder lo que pasó con uno de sus libros, Helado y patatas fritas (2003), sobre la pederastia en Camboya. Su publicación causó un revuelo nada desdeñable, alimentado por el interés mostrado por el Parlamento Europeo. Aunque después de tantos años, el cineasta encuentra otro punto destacable en su labor. “Cuando lo estás pasando mal, que alguien venga, te escuche y te pregunte siempre reconforta. En este sentido, el trabajo de un periodista de fondo es positivo para que la gente ya no se sienta tan sola, desamparada, ninguneada o ignorada por el mundo”.

Esta idea cobra especial valor en uno de los documentales más impactantes de Zin, La guerra contra las mujeres. Las protagonistas son mujeres que han sufrido violencia sexual en diferentes conflictos armados de África, Asia y Latinoamérica. “Para muchas de ellas, recordar y sacar todo lo que vivieron las hizo más fuertes”, valora. Estos testimonios además permiten que “dejen de ser dobles víctimas, primero por ser violadas y luego por guardar silencio. La idea era que dieran la cara, que no tuvieran ningún estigma. De hecho, que carguen con el estigma los agresores, no ellas”, zanja con rotundidad.

No entender lo que pasa en el mundo no nos ayuda para nada

A otra escala mucho más amplia, documentales como los filmados y estrenados por Zin contribuyen a divulgar una visión del mundo que, a veces, es complicado encontrar en los medios de comunicación tradicionales. “Los libros y documentales ofrecen una mirada más amplia y sosegada que la de los medios, guardan testimonio de lo ocurrido. Cada día se envía a menos gente a estos lugares y el análisis se hace con brocha gorda. No entender lo que pasa en el mundo no nos ayuda para nada”.

La relación de Hernán Zin con Triodos Bank se inició hace 15 años, cuando este escribía una página semanal para el diario La Voz de Galicia, pero se intensificó más tarde en un acto en el que conoció la especialización del banco en cuanto a financiación para el sector cinematográfico. Morir para contar es una de las obras que ha recibido apoyo financiero del banco ético a través de su productora, A Contracorriente Films, como también Nacido en Siria (coproductora, La Claqueta).

Triodos Bank tiene en cartera, en España, 733 préstamos concedidos a iniciativas culturales por un valor de casi 200 millones de euros, lo que supone el 23,5% del total de financiaciones (Fuente: Informe anual 2015).

+ En este enlace puede conocer más sobre la financiación de Triodos Bank a actividades culturales y los convenios especiales para el sector audiovisual.

HERNÁN ZIN

Hernán Zin nació en Buenos Aires, Argentina, en 1971 y estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Escritor, cineasta y periodista, Zin lleva más de 20 años viajando para documentar la injusticia y el sufrimiento humano. Su último documental, Nacido en Siria, se acaba de estrenar en cines en España.

Texto: Víctor Regidor · Foto: Clara Asanza