Red Andaluza
En la variedad está el gusto… y algo más (Imagen: Red andaluza de semillas)

Es un desastre silencioso. “El 75% de las variedades agrícolas del mundo se perdieron entre 1900 y 2000”según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO).

Este fenómeno, denominado erosión genética por la reducción de biodiversidad que supone, es una consecuencia de la substitución de los cultivos agrícolas propios de cada territorio por un número limitado de variedades agrícolas de interés comercial en todo el mundo.

Además de sorprendernos, ¿deberíamos preocuparnos?

Qué estamos perdiendo

Las organizaciones defensoras de la conservación de las variedades tradicionales -como la Red Andaluza de Semillas, que ha contado con financiación de Triodos Bank- se refieren a ellas como “semillas libres”. En este sentido, alertan de que estas variedades en regresión:

  1. Aportan sabores, aromas, olores o colores (propiedades organolépticas) característicos, que en nuestro caso definen la alimentación mediterránea.
  2. Son fuente de seguridad alimentaria, facilitando el cultivo de poblaciones vegetales poco homogéneas, más estables ante situaciones adversas. Es decir, su diversidad reduce el riesgo de pérdidas masivas de cosechas.
  3. Son una biodiversidad patrimonio de todos, ajenas a patentes industriales, como ocurre en el caso de las semillas de transgénicos.
Banco semillas
Exterior del mayor banco de semillas del mundo, en Svalbard, Noruega

Bancos y redes de semillas

En todo el mundo, existen cerca de dos millares de bancos de semillas, el mayor situado en unas instalaciones subterráneas en el archipiélago noruego de Svalbald. Estos refugios de biodiversidad permiten frenar su pérdida, conservando muestras de semillas con propiedades alimentarias o médicas en ocasiones todavía por conocer.

Las entidades que integran la Red de Semillas, de ámbito estatal, van un paso más allá de los bancos de semillas. Promueven la sensibilización de agricultores y consumidores sobre las “semillas libres” y organizan, entre otros, encuentros para el intercambio de variedades autóctonas y su cultivo efectivo.

Cuál es el problema de los transgénicos

“Si hablamos de cultivos transgénicos, España es única en Europa y se sitúa a la cabeza sin posible competencia. El 80% de los cultivos transgénicos de Europa están en España y nuestro país es el único de la UE que cultiva a gran escala”, alerta una campaña divulgativa de la ONG conservacionista Amigos de la Tierra. Entre otras críticas, los transgénicos son señalados como paradigma de una agricultura que limita la diversidad, en este caso a unas pocas variedades manipuladas genéticamente. También son acusados de causar una contaminación genética de cultivos tradicionales adyacentes, creando una presión complementaria hacia estos.

Biodiversidad, use it or lose it

“Utilizala o piérdela” es el enfoque de la FAO para mantener la biodiversidad agrícola. “La diversidad genética de las plantas que cultivamos y comemos podría perderse para siempre a menos que se realicen esfuerzos especiales no solo para conservarla sino también para utilizarla, especialmente en los países en desarrollo”, aprecian en su Informe sobre el Estado Mundial de los Recursos Genéticos Vegetales.

Hoy día muchos agricultores se animan a usar estas variedades locales,  en ocasiones recuperándolas de periodos de ostracismo. Pero, ¿qué podemos hacer como consumidores?

Una buena forma de actuar es consumir productos de agricultura ecológica, que “pone un especial énfasis en la conservación de especies vegetales y animales en peligro de extinción” como asegura la Unión Europea, que promueve este tipo de actividad agrícola más respetuosa con el entorno. La prioridad en el cultivo de especies autóctonas es uno de los principios de la producción ecológica de alimentos.