El albergue Inout de Barcelona cuenta con una peculiaridad que lo hace único: el 95% de su plantilla tiene alguna discapacidad psíquica, mental o física. Pero el cliente no lo sabe cuando llega al establecimiento. Y si fuera por el servicio y el trato recibidos, tampoco se habría dado cuenta a su salida. Aquí, los trabajadores transforman el término “inclusión” en “normalidad”, porque “no hay nada mejor que una buena inclusión sin tener que publicar que solo trabajamos con personas con discapacidad”, sostiene Daniel Rozas, director del albergue.

En 2004, la entidad Icaria Iniciatives Sociales decidió ampliar su unidad de negocio para buscar más posibilidades de empleo a sus usuarios, personas cuyas discapacidades les sitúan en riesgo de exclusión laboral. La ONG dio el salto de las artes gráficas, área en la que ya trabajaba, al turismo, con la intención de aprovechar al máximo la oportunidad. Años después, el hostal, situado en Barcelona,sigue generando futuro a los trabajadores que lo hacen funcionar.

Iguales en eficiencia

“El cliente nota la diferencia cuando detecta que, por ejemplo, nuestros chicos del restaurante tienen síndrome de Down”, explica el director del Inout. “Pensamos que nuestros empleados son igual de eficientes que cualquier otra persona”, afirma con contundencia, algo que se confirma con las opiniones vertidas por los huéspedes del albergue.

“De todas formas, muchos de nuestros clientes se sorprenden una vez aquí de la profesionalidad de nuestra gente”, aclara el responsable, que también incide en que ni publicitan la singularidad de su albergue ni tampoco llevan a cabo labores de sensibilización en él. Quizás el funcionamiento normal del hostal se encargue de esto último.

La confianza como factor clave

Fotografía de Julio Carbó

“Nuestros empleados se encuentran totalmente apoyados por nosotros, pero también se sienten arropados por el hecho de estar con chicos con sus mismas características”, destaca Rozas. En este punto de seguridad y confianza también influye el hecho de que muchos de ellos ya se conocen del colegio de educación especial que también regenta esta iniciativa social. En él, alumnos de 3 a 21 años con necesidades especiales se preparan día a día para afrontar su salida laboral.

Todo lo anterior resulta esencial a la hora de que un proyecto como el Inout funcione y alcance las metas para las que se puso en marcha. Según valora el responsable de la iniciativa, una persona con discapacidad de uno u otro tipo “lo tiene complicado” en el mercado laboral español. La dificultad no se centra en “ponerlos a trabajar”.

Para Rozas es clave la motivación constante y el apoyo en el día a día, “aunque eso sí, lo que aprenden no lo olvidan jamás y lo aplican con toda la ilusión”. El seguimiento en un centro especial de empleo se hace “imprescindible” y en este punto, valora el director, “en la empresa mercantil lo tienen un poco más difícil”.

De lo social a lo medioambiental

La misión social del Inout se combina con su convicción medioambiental en consonancia con su ubicación: en pleno parque natural de Collserola, dentro del área metropolitana de Barcelona. Reutilización, restauración y reciclaje son palabras que adquieren pleno significado en la actividad habitual de la plantilla. Esta terna se completa con una caldera de biomasa para la calefacción y el agua caliente, un ahorro significativo en emisiones nocivas y también en la factura.

Financiación en el sector social

Icaria Iniciativas Sociales es uno de los proyectos que ha recibido financiación de Triodos Bank para el desarrollo de su actividad. En el comienzo de la relación, “un producto beneficioso” en el que tenía cabida también “el quién somos, qué hacemos y la sensibilidad de Triodos Bank para ayudarnos a mantener nuestros fines sociales”, apunta su director. ¿Conoce qué sectores financia Triodos Bank?