El jazz como vehículo educativo, como forma de vivir, sentir y compartir. El jazz como música y también como aglutinador de valores que se liberan entre los alumnos, músicos y aficionados de cualquier lugar, con las capacidades de un lenguaje universal.

Es posible que Barry Harris, pianista, profesor y arreglista de jazz estadounidense, reflexionara alrededor de estas ideas cuando comenzó a diseñar su método educativo jazzístico que culminó, en 1982, en el proyecto denominado Jazz Cultural Theatre of Nueva York.

Uno de sus alumnos, Joshua Edelman, recogió el testigo que Harris le mostró durante sus clases y viajó con él hasta Bilbao, donde replicó la iniciativa junto a su esposa, Cristina Santolaria. “Triodos Bank ha entendido el valor de nuestro proyecto y nos ha tendido la mano para acompañarnos en el camino”, comenta su impulsor. Bilbao, paradigma de transformación desde la industria a la vanguardia cultural y urbanística, también ha sabido apreciar el rumbo que tomaba una senda que recorre sus calles, salas y teatros.

Más allá de fronteras musicales

“Pienso que el jazz es el mejor instrumento para una educación transversal, ya que estimula muchos aspectos de la persona y además, tradicionalmente ha fomentado el entendimiento entre culturas, la comunicación y el conocimiento de las raíces históricas. Se trata de una música que despierta la sensibilidad, la creatividad, la tolerancia, la paciencia y otros valores esenciales para la vida”, afirma Edelman sobre las potencialidades del jazz que van más allá del arte musical.

En el Jazz Cultural Theatre of Bilbao, el alumno aprende los fundamentos de la música comunes a todos los géneros occidentales, como las tonalidades, la armonía o el ritmo, y también adquiere soltura a la hora de explorar con espíritu creativo. Pero además, en las clases desarrolla otras cualidades como la capacidad de escucha, dinamismo intelectual, intuición, coordinación y autodisciplina, entre otras, sumadas todas ellas a otras relacionales como el respeto por los compañeros y el trabajo en equipo.

El jazz es el mejor instrumento para una educación transversal. Ha fomentado el entendimiento entre culturas, despierta la sensibilidad, la paciencia y otros valores esenciales para la vida
Joshua Edelman, músico e impulsor del Jazz Cultural Theatre of Bilbao

El jazz y los niños Tanto Edelman como aquellos que le acompañan en esta aventura identifican al jazz como una herramienta extremadamente poderosa en la educación de los niños, que en el Jazz Cultural Theatre of Bilbao “empiezan a conocer los fundamentos de la música al tiempo que aprenden a explorar ritmos con su propio cuerpo”, explica el responsable. En este punto, a Edelman se le une María Fernanda Santolaria, bailarina y coreógrafa de danza clásica. “Nuestro primer objetivo”, añade Edelman, “es que los niños se entusiasmen por la música y por el baile. Son lenguajes que como mejor se aprenden es con un contacto y un ejercicio natural del mismo, sin exceso de explicaciones teóricas, terminología compleja y disciplina malentendida.”

Los más jóvenes aprenden también teatro en sus instalaciones. “Preparamos a los alumnos para que se sientan cómodos y disfruten mientras actúan, con o sin público. Es una forma de trabajar y superar, en muchos casos, el miedo escénico ante un auditorio, ante los docentes y ante los demás alumnos”, comenta al respecto el pedagogo neoyorquino. Como profesora de artes escénicas y oratoria, Susana Santolaria dirige esta línea del proyecto.

La iniciativa y su ciudad

“Bilbao nos aporta un público entrañable, inquieto, multicultural, respetuoso y muy variado. Niños desde los cuatro años, adolescentes, adultos jóvenes y de mediana edad, jubilados y personas de todas las profesiones y nacionalidades imaginables”, destaca Edelman.

Estamos propiciando un acercamiento entre la música popular americana por excelencia, el jazz, y la música popular vasca

La ciudad, por otro lado, obtiene su contrapartida. Del Jazz Cultural Theatre of Bilbao, que ha contado con financiación de Triodos Bank para el desarrollo de sus actividades, obtiene un sistema de enseñanza de jazz, y de muchos otros valores, diferente, alternativo y amable.

“Queremos que Bilbao suene a jazz, que se satisfaga la demanda de una ciudad cosmopolita, que el jazz forme parte del tejido de su vida cotidiana. El desarrollo cultural y artístico es clave para la paz, la prosperidad y la felicidad. Un jazz local con arraigo y personalidad propia es una fuerza integradora, una fuente de orgullo y un motor económico”, asevera el artista, que finaliza con una reflexión sobre sus últimos proyectos: “Estamos propiciando un acercamiento entre la música popular americana por excelencia, el jazz, y la música popular vasca, de lo que resulta un jazz abierto y acogedor, sincero, que suena añejo y fresco a la vez, que emociona y que atrae nuevos adeptos.”

Texto: VÍCTOR REGIDOR SANCHO · Imagen superior: JAZZ CULTURAL THEATRE OF BILBAO