La Comisión Española de Ayuda al Refugiado vive con intensidad la actual crisis siria. Estrella Galán, su secretaria general, reflexiona sobre sus causas, describe la realidad que encuentran los refugiados al llegar a España y habla sobre cómo canalizar la ola de solidaridad que ha despertado este éxodo.

“Vivimos una situación extrema”, afirma Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), ante la petición de que contextualice la situación actual de los refugiados. Lo justifica con cifras: “Más de 60 millones de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares, el 53% de ellas proceden de Siria, Afganistán y Somalia, y 8 de cada 10 se establecen en campos instalados en países vecinos”.

Si hablamos del Mediterráneo, su travesía es la más mortal del mundo, como denuncia CEAR. “Se han producido 25.000 muertos en aguas del Mediterráneo en los últimos 15 años. En lo que llevamos de 2015 se han contabilizado más de 2.800”. La luz que emiten las cifras ilumina una tragedia sin paliativos.

Una crisis recrudecida

La sociedad se pregunta “¿por qué ahora?”. Si buena parte de los demandantes de asilo proceden de Siria, y huyen de un conflicto ya enquistado desde hace años, ¿cuál es la razón para que la crisis humanitaria se haya intensificado de tal manera en los últimos meses?

Nosotros hemos dado batalla, pero es Aylan quien la ha ganado con su foto

“La guerra en Siria dura ya cinco años y no tiene visos de solución. La población civil se ha convertido en el objetivo de los numerosos frentes que combaten entre sí. La situación se ha vuelto insostenible en los estados vecinos y los refugiados que había en ellos buscan llegar a la Unión Europea”, aclara la responsable de CEAR, quien añade: “Además, el problema nunca ha contado con la visibilidad mediática que tiene ahora”.

La imagen del niño Aylan Kurdi, fallecido en una playa de Turquía, dio la vuelta al mundo y dinamitó la opinión pública. “Nosotros hemos dado batalla, pero es Aylan quien la ha ganado con su foto”, reconoce Galán, quien destaca que en CEAR “las historias reales que nos llegan cada día superan con creces cualquier guión de cine”.

Qué le espera al refugiado

Refugiado es quien huye de la violencia y la persecución ya sea por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o por pertenencia a un determinado grupo social. Cuando esa persona llega a una frontera de la UE se le registra junto con sus huellas dactilares y, si lo decide así, inicia un procedimiento administrativo de petición de asilo.

La acogida a estas personas es una obligación de los Estados en cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de asilo, no un acto de voluntad altruista

Si esa solicitud ocurre en España, CEAR, que cuenta con financiación de Triodos Bank, pone en marcha sus servicios: ofrece un abogado al afectado, le acomoda en un centro de acogida y le acompaña en todo el proceso, que incluye acciones para su integración en la sociedad. “La acogida no es solamente aportar una solución habitacional a las personas, sino atenderlas de forma integral y especializada”, apunta la responsable de CEAR.

“El proceso de acogida dura de 6 a 9 meses aunque más tarde seguimos atendiendo a cada usuario de forma, digamos, más ambulatoria”, comenta Estrella Galán. “En el caso de la admisión a trámite, el interesado recibe una tarjeta roja identificadora que, por ejemplo, hoy por hoy no le permite, en la mayoría de los casos, abrir una cuenta corriente. Si no se admite o el proceso termina en una negativa, el sujeto recibe una notificación para que abandone el país en 15 días. Y de nada le sirve acudir a otro Estado miembro de la UE, pues los expedientes son compartidos”.

La acogida en España

“En España, el sistema de asilo, una vez que accedes, es muy garantista”, afirma la secretaria general, “el problema es lo complejo que resulta acceder a él”. Por otro lado, Galán valora la evolución de la sociedad española en los últimos 20 años: “Ha crecido la conciencia social y el compromiso de las personas. También se ha producido un recorrido, aunque lento, en la optimización de la gestión y el fortalecimiento de la conciencia de solidaridad”. Solidaridad que estos días vive una auténtica explosión, lo que “resulta positivo, pero exige una canalización. Es necesario que la gestión sea profesionalizada, pues la legislación es compleja y las situaciones, también”.

Ayudar con conocimiento: el Decálogo para la solidaridad de CEAR guía a los que quieren mostrar su solidaridad

CEAR ha publicado en su página web un Decálogo para la solidaridad con las personas refugiadas para informar sobre la situación y ofrecer alternativas a todos aquellos que quieren ayudar, sin olvidar que “la atención y acogida a estas personas es una obligación de los Estados en cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de asilo, no un acto de voluntad altruista”.

Pero esto no quiere decir que los ciudadanos no podamos hacer nada. “Hay que aprovechar este movimiento. Los ciudadanos podrían tutorizar familias de refugiados en su proceso de normalización mediante acciones como acompañamiento en momentos de ocio, para ir al médico o para lo que puedan necesitar”, sugiere Galán para finalizar.

CEAR
Desde 1979, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado defiende y promueve los derechos humanos y el desarrollo integral de las personas refugiadas, apátridas y migrantes con necesidad de protección internacional o en riesgo de exclusión social. La labor de CEAR “comienza en las fronteras españolas y a cualquier hora del día”. La organización dispone de siete centros de acogida temporal con capacidad para 300 usuarios, gestionados por más de 150 profesionales y casi 500 voluntarios.

ESTRELLA GALÁN
Estrella Galán es la secretaria general de la Comisión de Ayuda al Refugiado desde 2011. Licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universidad Complutense de Madrid y especializada en codesarrollo, migraciones, relaciones interculturales y servicios sociales, su trayectoria profesional ha estado siempre ligada a organizaciones del tercer sector.

Texto: Víctor Regidor Sancho · Fotos: Clara Asanza