Todos estamos implicados en el sector financiero, afirma Joris Luyendijk, columnista en The Guardian y autor de “Entre tiburones, una temporada en el infierno de las finanzas”, resultado de una investigación en la City de Londres. “Tú mismo puedes emprender cambios y determinar el destino de tu dinero”, asegura.

Poco ha cambiado en el sector bancario desde el inicio de la crisis financiera, en 2008, según Joris Luyendijk, para quien la crisis podría volver a repetirse. “No creo que sea una afirmación polémica”, afirma. Para su último libro, cuya traducción al español se ha publicado recientemente, se internó 2 años en el corazón del sector financiero británico.

“Supervisores, funcionarios, inversores: casi todo el mundo con quien hablé estaba muy preocupado. Desde el estallido de la crisis ciertamente se han hecho muchas cosas, como la introducción de normas y reglas más estrictas para los bancos. Pero con ello no se ha eliminado la causa o la raíz de la crisis.”

Si tras la inundación de Holanda en 1953 se hubieran colocado 3 guijarros en cada dique, los riesgos no habrían disminuido, por eso se diseñó el Plan Delta

“Lo comparo a veces con la inundación de 1953”, dice Luyendijk. “Si por aquel entonces, para evitar una nueva inundación, se hubieran colocado 3 guijarros en cada dique en Zelanda, podíamos haber dicho: se ha hecho mucho. Pero los riesgos de una inundación no habían disminuido. Por este motivo eran necesarias medidas efectivas y se diseñó el Plan Delta. Para eliminar la causa o la raíz de la crisis financiera, necesitamos también un Plan Delta (la obra más grande del planeta para protegerse de la subida del nivel del mar).”

¿Hemos cambiado el ‘statu quo’?

Esa raíz es, según Luyendijk, que los banqueros asumieron enormes riesgos, pero no han sido castigados por las consecuencias cuando todo fue mal. “Esas consecuencias se han repercutido a la sociedad y los contribuyentes, que se han visto obligados a rescatar a los bancos.”

Ese desequilibro aún sigue existiendo, según el periodista: “Principalmente, los grandes bancos internacionales se benefician del mantenimiento del ‘statu quo’. Eso permite emprender actividades lucrativas, y arriesgadas. Les respaldan la política y la sociedad.”

Para Luyendijk, “también en la City de hoy día se aplica: quien recibe incentivos más elevados es el más listo. Hay una marcada orientación a maximizar el rendimiento financiero a corto plazo. Eso da lugar a que las personas asuman elevados riesgos. De ese modo se ha puesto en peligro la supervivencia futura de su propio banco, al igual que la estabilidad del sector financiero y la economía.

Acabar con esa situación debería ser la clave de un “plan Delta” para el sector financiero, según el analista: “Significa que los banqueros deben cargar con las consecuencias de los riesgos y los bancos asumir también esos riesgos. Porque eso propicia un comportamiento responsable.”

Esos banqueros…

Aunque los bancos son en gran medida responsables, es demasiado fácil culparles de la crisis de 2008 y los riesgos actuales, piensa Luyendijk.

“A raíz de mi libro imparto muchas conferencias en Holanda. La sala siempre está repleta de personas y a menudo expresan su indignación con esos banqueros que nos han llevado a todos a esta situación. Precisamente el hecho de que la sociedad cargue con las consecuencias de la conducta de los bancos hace que muchos ciudadanos estén indignados. Comprendo perfectamente ese enfado, pero creo que también tenemos que mirarnos a nosotros mismos. Todos nosotros estamos implicados y en cierto modo somos cómplices.”

Comprendo perfectamente el enfado con los banqueros, pero creo que también tenemos que mirarnos a nosotros mismos. Todos somos cómplices

Porque durante años hemos votado a políticos que han creado el sistema financiero que condujo a la crisis. “A saber, un sistema que no ponía ninguna traba a los bancos y les daba toda la libertad para actuar como deseaban”, afirma Luyendijk. “Eso se ajustaba al espíritu neoliberal. Pero nadie vio venir los riesgos asociados a todo ese margen de maniobra de los banqueros.”

Quién es responsable

Aparte de votar con sensatez, también podemos hacer más para conseguir un sector financiero estable. “Por ejemplo, tomar conciencia del destino de nuestros ahorros. Tomando decisiones conscientes, puedes determinar lo que se hace con tu dinero”, indica Luyendijk.

Está convencido de que una banca responsable ayuda y contribuye a un sector financiero sólido y resistente. No obstante, la vía democrática sería la única que completar el cambio: “Porque no es suficiente con que uno apueste por el ahorro ético. Eso resulta insuficiente para cambiar el sistema. La mayor parte de la población no realiza una gestión consciente de su dinero. Considero muy moralista decir que todo el mundo debe hacer elecciones conscientes. Si todos nosotros creemos que los bancos deben comportarse correctamente, simplemente tendremos que regularlo. A través de la ley, y con supervisores estrictos.”

Luyendijk traza un paralelismo con la compra de un vehículo. “Cuando vas a una sala de exposición de vehículos, puedes dar por sentado que un vehículo nuevo no va a explotar cuando circulas con él por carretera. Tampoco si has comprado el modelo deportivo más rápido. Puedes confiar en que el vehículo se ha fabricado con solidez, y que ha habido organismos que han controlado al fabricante.”

“Algo similar ocurre con los productos bancarios. Cuando vas a un banco y abres una cuenta de ahorro, partes de la base de que el banco y tu cuenta de ahorro no van a explotar un tiempo después.”

La banca ética y sus clientes: catalizadores del cambio

Eso no impide que sea aconsejable reflexionar sobre el uso que haces de tu dinero, sobre todo mientras aún no exista tal sector financiero seguro, sugiere Luyendijk: “Los bancos éticos que no buscan maximizar el rendimiento financiero a corto plazo, pueden tener un importante efecto inspirador. Demuestran a los otros bancos que otra forma de banca es posible. Y demuestran a los políticos que hay personas -sus clientes– que desean cambiar las cosas.”

Los bancos éticos demuestran que hay personas -sus clientes– que desean cambiar las cosas

De momento, el cambio es limitado pero, para Luyendijk, esperanzador. “La historia demuestra que nuestras sociedades pueden cambiar las cosas en sentido positivo. Piénsese en la abolición de la esclavitud o la instauración del sufragio universal. También ha sido un proceso muy largo, pero al final lo logramos. Entonces, ¿por qué no vamos a lograr tener un sector financiero seguro?”, apostilla.

Texto original publicado en De Kleur van Geld (revista de Triodos Bank Holanda)

Fotografía superior: Jelmer de Haas