“La clave de la supervivencia en el sector ha sido la internacionalización”, indica José María Delgado, haciendo balance de la situación de Prosolia en los últimos años.

“En España se produjo un desfase entre la oferta y la demanda de la energía solar, y eso ha tenido como consecuencia que en los últimos años prácticamente todos los proyectos se han paralizado”. Por este motivo, trabajar en México, Panamá, Senegal, Guinea Bisau, Reino Unido, Francia y Portugal, además de España, ha supuesto un balón de oxígeno para el Grupo Prosolia, una empresa dedicada al aprovechamiento de los recursos naturales para obtener sistemas energéticos no contaminantes. “No considero que Prosolia sea una empresa de renovables, sino de servicios energéticos”, matiza.

Las energías renovables son el futuro, y en algunas zonas geográficas son, además, la solución para algunos de sus problemas endémicos

Esto se aprecia en algunos de sus proyectos, como el que llevaron a cabo en 2012 en el Hotel Regente, de Benidorm, Alicante: “Se instaló un sistema de energía solar térmica y remodelamos el sistema de energía primario para que se redujera el consumo de energía por parte del hotel y dejar de emitir a la atmósfera 41,6 toneladas de CO2 al año”, afirma Delgado. La manera para llevar a cabo estos proyectos es tomar un papel proactivo: realizar una auditoría y ejecutar una solución técnica. “Al fin y al cabo, los grandes ahorros energéticos se consiguen con la concienciación ciudadana”, considera.

Implicación común

El director general de Prosolia lo tiene claro: “Las energías renovables son el futuro, y en algunas zonas geográficas son, además, la solución para algunos de sus problemas endémicos”. Por eso, defiende que en España se lleve a cabo una regulación en la que todos los actores implicados lleguen a un acuerdo para decidir por donde avanzar. “Se tenían que haber establecido unos criterios, algo que no se ha hecho”, considera Delgado. “Las energías renovables tienen que entrar en el mix energético de toda fuente de generación de energía, no se pueden dejar al margen”, añade.

Pero esta demanda para que se lleve a cabo una regularización del sistema energético va más allá del punto de vista de generación y abarca también a las conexiones con otros países. “Tenemos muy mala intercomunicación con Francia. Si estuviéramos mejor interconectados con el país vecino podríamos estar vendiéndoles energía en picos de consumo”, apunta.

Cooperando al desarrollo

La concienciación social está en el ADN de Prosolia desde sus inicios. A través de la Fundación BC, cuyo eje de actuación se ubica principalmente en Senegal y Guinea Bisau, desarrolla diferentes iniciativas –como poner en marcha una lavandería industrial, o tiendas textiles- para mejorar la calidad de vida de las mujeres y los niños en estos países. “En vez de gastarnos el dinero en marketing, nos los gastamos en los proyectos de la fundación en África”, bromea.

En algunas zonas, una simple placa solar permite moler cereales para que los niños tengan los suficientes nutrientes

Además, en los últimos años, se ha hecho especial hincapié en ofrecer formación en instalaciones fotovoltaicas a gente local para que pudieran seguir trabajando de manera autónoma. “Hemos creado pequeñas semillas de trabajo y de empresas que contribuyen al desarrollo local”, explica Delgado. “La fotovoltaica está llegando a sitios donde antes era impensable. Los propios gobiernos están comprando kits solares para zonas aisladas y deprimidas. En algunas zonas, una simple placa solar permite moler cereales para que los niños tengan los suficientes nutrientes”, añade. Aún así, reconoce que queda mucho trabajo por hacer: “Por ejemplo, en Pikine, Senegal, hace falta recanalizar el agua, construir caminos, mejorar los sanitarios, etc…”

Prosolia y Triodos Bank

“Hemos crecido juntos”. Así resume José María Delgado la relación que ha unido a Prosolia con Triodos Bank, su socio financiero desde los inicios de la actividad. “Nos hemos ayudado en momentos muy complicados. La experiencia que he tenido a lo largo de estos años es de cercanía, y no solo conmigo, también con todo el equipo de Prosolia”, explica. “La base a la hora de trabajar ha sido la buena comunicación y ligar nuestra visión del mundo”.

“Lo cierto es que era raro encontrar un banco que pensara así, y sigue siendo raro, la verdad”, opina. “Lo importante es que estos valores, esta misión y esta visión se mantengan, para que seamos capaces entre todos de contribuir a cambiar el mundo”, concluye.

Texto: ISMAEL CRUCETA PÉREZ