“There is no plan B!” Con estas palabras concluía Jeremy Rifkin su ponencia en la sucursal belga de Triodos Bank hace unos meses. Durante su discurso, perfiló el futuro retrato de una Europa inteligente, verde y digital, basándose en el documento estratégico que ha redactado para la Comisión Europea.

Para Rifkin, “la clave de esta nueva Europa es lo que podríamos denominar la Tercera Revolución Industrial: una completa transición sostenible de la mano de las tecnologías de la comunicación, la energía y el transporte”. Sus consignas son transparentes y se basan al mismo tiempo en una visión humanística y holística.

“Todavía estamos dormidos”, señala en referencia al cambio climático, pero también al hecho de que hayamos iniciado la sexta extinción masiva de la historia del planeta, un elemento confirmado recientemente por biólogos de universidades tan prestigiosas como Stanford, Berkeley y Princeton.

La especie humana traspasa los límites planetarios, abandonando el espacio operativo seguro de la Tierra. “Tenemos que actuar como si pudiéramos revertir el rumbo del cambio climático”, advierte. La necesidad de esta transición sostenible está de sobra demostrada. Pero, ¿cómo abordarla?

Tercera Revolución Industrial

En lo que él mismo califica como Tercera Revolución Industrial, Jeremy Rifkin traza las directrices de un futuro en el que reconstruiremos en profundidad nuestras actividades económicas y sociales, pondremos fin a la sobreexplotación del ecosistema planetario y todos viviremos mejor. Una visión del futuro que marca un optimismo acérrimo. En su libro homónimo, Rifkin analiza las dos revoluciones industriales anteriores y aventura una tercera que ya muestra signos de existencia. “Una revolución industrial se produce en el momento en el que se dan tres condiciones: cuando en una sociedad los sistemas de comunicación, la gestión de la energía y el sistema de transporte se enfrentan, cada uno, a sus propias revoluciones y derivan en un nuevo nivel superior”, sostiene Rifkin.

Jeremy Rifkin durante la conferencia ofrecida en Triodos Bank Bélgica el 10 de junio de 2015.

“Ahora bien, resulta que en estos tres ámbitos ya han comenzado estas revoluciones o bien se están intensificando”.

Internet de las cosas

Jeremy Rifkin considera “el internet de las cosas” como un mecanismo inteligente que une entre sí a las empresas y organizaciones activas en el sector de las energías renovables, la logística y las tecnologías de la información. En este caso, se trata de nuevos modelos de negocio aún relativamente limitados, pero que son la punta de lanza de megatendencias que, en opinión de numerosos expertos, se desarrollarán de manera exponencial durante el próximo decenio.

En efecto, imaginemos por un instante que todo el mundo vive en una casa pasiva, con una demanda energética mínima, y que todas las viviendas producen más energía de la que consumen. ¿Qué impacto tendría esto en la sociedad? ¿Qué sucedería con los proveedores actuales? ¿Y con la industria eléctrica?

Asimismo, el economista asocia estos cambios a otras modificaciones profundas que afectan a los otros dos sectores mencionados, el transporte y las tecnologías de la información: “Los vehículos eléctricos, el transporte sin conductor dirigido por GPS, la economía circular, el intercambio de conocimientos open source, el consumo colaborativo, la impresión 3D y otras fabricaciones digitales a demanda crean una nueva sociedad de coste marginal cero, en la que la reproducción digital permite desarrollarse sin gastos”.

Coste marginal cero

En su último libro, “La sociedad de coste marginal cero”, Jeremy Rifkin aborda este innovador concepto de coste marginal casi nulo que facilitan las nuevas tecnologías y que podría desencadenar en un nuevo paradigma económico. ¿En qué consiste? Explica Rifkin: “Si se apuesta al máximo por la combinación de energías renovables, transporte sin conductor y conectividad, el coste marginal de la producción digital y física se reduce prácticamente a cero. Así, es posible crear más prosperidad sin consumir cada vez más materias primas ni tener que recurrir a una mano de obra cada vez más barata”.

Es posible crear más prosperidad sin consumir cada vez más materias primas

Muchas de las ideas abordadas por Rifkin ya están en marcha. Cita, por ejemplo, algunas cifras relativas a la energía solar: “En 1977, el coste de la producción de un vatio de energía solar ascendía a 76 dólares. En 2017, no superará los 0,36 dólares. Si pudiéramos explotar aunque solo fuese el 0,1% de la energía transmitida por el Sol a la Tierra, dispondríamos de seis veces nuestra demanda de energía actual.” También da cifras que nos hacen reflexionar sobre cuál es nuestra forma de transporte. “Un solo vehículo compartido permite evitar que se produzcan otros quince y el uso compartido de vehículos puede reducir un 80% el tráfico en una ciudad media americana”, afirma.

Último libro de Jeremy Rifkin

No hay mano invisible

Más ejemplos. Actualmente, la impresión 3D utiliza una décima parte del material necesario en los procesos de producción tradicionales. Asimismo, menciona un estudio de Cisco que afirma que para el año 2022, el internet de las cosas podrá generar 14.400 millones de dólares en ahorros de costes y volumen de negocios.

Gracias al aumento de la eficacia y la productividad resultantes del internet de las cosas, Rifkin también prevé una migración del empleo hacia una economía más social. Define este concepto en sentido amplio, “como el de todos los sectores en los que predomina la interacción humana: la enseñanza, la atención sanitaria, la atención a la infancia y a los mayores, el sector no comercial, el sector medioambiental, pero también el arte, la cultura, el deporte y el entretenimiento”.

Es necesaria la actuación conjunta de todos los actores sociales para una transición sostenible

Rifkin no cree que exista una “mano invisible” que facilite la transición sostenible, sino que ve necesaria la actuación conjunta de todos los actores sociales: “Si en vez de desarrollar por separado los avances tecnológicos en el mundo de internet, las energías renovables y el transporte sostenible lo hiciéramos de forma conjunta, generando sinergias, entonces la Tercera Revolución Industrial podría conducirnos hacia un modelo socioeconómico sostenible”, afirma convencido.

Hacia un futuro sostenible

Pero, ¿quiénes son estos actores sociales? “Existen diversos grupos de interés implicados en redes necesarias para promover la transición hacia una economía circular: desde administraciones y empresas al mundo académico, el ámbito social e individuos motivados. Esto requiere una correspondencia de los objetivos estratégicos a corto y largo plazo, un gobierno fuerte que defina las directrices y una excelente coordinación capaz de poner en relación diferentes ámbitos políticos y sectores”, explica Rifkin.

Debemos unirnos todos para apostar a gran escala por la eficiencia energética, “ya sea en calidad de ciudadano, de pyme, de multinacional o de poderes públicos. No hay excusa, no hay plan B”.

JEREMY RIFKIN

Nacido en 1943 en Denver (Colorado), es economista, sociólogo, asesor político y orador de reconocido prestigio. Ha publicado numerosas obras, entre las que destacan La sociedad de coste marginal cero, La Tercera Revolución Industrial, La civilización empática o El fin del trabajo. Rifkin investiga cuál es el impacto de la ciencia y la tecnología en la economía, la sociedad y el medio ambiente. Es presidente de la Fundación de Tendencias Económicas y asesor político de la Unión Europea y de jefes de estado de todo el mundo.

Texto: Floris van Cauwelaert · Fotos: Foundation on Economic Trends y Laure Voortzar