“Una comunidad de inversores de impacto social que nos organizamos en torno a una plataforma online de financiación participativa”. Así describe José Moncada La Bolsa Social, la primera plataforma de sus características autorizada por la CNMV.

Sus promotores han elegido la fórmula del equity crowdfunding, por la que cada aportante se convierte en socio de la empresa en la que invierte.

“De una manera muy natural y espontánea aplicamos nuestros valores cuando nos relacionamos con la familia, los amigos o con el resto de los ciudadanos. Sin embargo, cuando tomamos decisiones económicas de ahorro, inversión, consumo o emprendimiento solo miramos criterios económicos de precio, beneficio, rentabilidad, riesgo, etc. Esto es una contradicción que tenemos que romper”, asegura Moncada, director general de La Bolsa Social, entidad premiada como la Fintech con Mayor Impacto Social de 2017 por la Asociación Española de Fintech e Insurtech.

Este pensamiento, que expone siempre que encuentra oportunidad, se erige como uno de los pilares en los que se sustenta esta iniciativa. “Tenemos que ser coherentes cuando usamos el dinero y apostar por empresas con valores”, insiste Moncada, que asocia lo anterior a otro de sus mensajes clave: “Hay que romper con la idea de que o se invierte con criterios puramente económicos o se hace filantropía. Hay algo en medio, y es la inversión de impacto, que busca tanto la rentabilidad económica como producir un impacto positivo en el mundo”.

Hay que romper con la idea de que o se invierte con criterios puramente económicos o se hace filantropía. Hay algo en medio, y es la inversión de impacto

Aunque todavía queda camino por recorrer, este tabú se supera cada día gracias a la cultura de inversión de impacto que crece tanto por el lado inversor como por el emprendedor.

“Hay un cambio de mentalidad. Cada vez hay más personas que quieren invertir de acuerdo con sus valores y producir un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, hartas de ponerse una venda en los ojos, molestas por los paraísos fiscales, por los modelos insostenibles y con la gente que se enriquece a costa de contaminar o de mantener en la pobreza a trabajadores de otros países”, reflexiona.

La Bolsa Social

QUÉ ES LA BOLSA SOCIAL

La Bolsa Social es una plataforma de equity crowdfunding que conecta empresas con valores que buscan financiación con personas que quieren invertir en compañías con impacto social y con respeto hacia el medio ambiente. La entidad gestiona participaciones en empresas desde los mil euros y los inversores, con su aportación, pasan a ser socios de cada proyecto.

La Bolsa Social es la primera, y hasta la fecha única, plataforma de este tipo autorizada por la CNMV.

Por el lado de las empresas también se está dando ese cambio de mentalidad, “sobre todo en las generaciones más jóvenes que traen en su ADN aquello de ‘si monto una empresa no es solo para enriquecerme’. Les preocupan los problemas sociales y quieren ayudar a resolverlos. Ahí entramos nosotros, les decimos que se puede invertir de otra manera, tomando decisiones éticas”.

Solo quedarán las empresas con impacto

El trabajo de La Bolsa Social va más allá de poner en contacto a personas y empresas con valores similares y ofrecerles una herramienta para gestionar la inversión. Antes de incluir compañías en su sistema, la organización y entidades colaboradoras realizan un complejo análisis que abarca términos, hasta ahora tomados como dispares, como la rentabilidad, el riesgo y el cumplimiento de sus promesas de impacto.

De las 200 empresas que se han acercado a nosotros, solo han quedado cinco tras nuestro proceso de selección

Moncada explica el proceso: “De las 200 empresas que se han acercado a nosotros, solo han quedado cinco tras nuestro proceso de selección. Les pedimos tres elementos: que tengan impacto positivo en la sociedad o el medio ambiente y que sea medible, que dispongan de un buen modelo de negocio ya probado y que superen un tercer filtro en el que estudiamos aspectos financieros y legales”.

Una empresa pionera en la producción de biofertilizantes, una lanzadera de iniciativas innovadoras y colaborativas o una plataforma de empleo para personas con alguna discapacidad son ejemplos de organizaciones que han cumplido con las características exigidas y han obtenido financiación de inversores con valores a través de La Bolsa Social.

Inversores conscientes

Las firmas que obtienen el visto bueno se publican en la plataforma con el máximo nivel de transparencia. A continuación, los potenciales inversores valoran participar en la inversión. ¿Y a partir de aquí? “Los perfiles de rentabilidad son mayores o menores, dependiendo de la empresa, pero similares a los de una empresa convencional. En cuanto a los riesgos, también son parecidos a los de una inversión en una empresa de las mismas características: de carácter joven, no cotizada y en la fase inicial”.

Somos un grupo de profesionales que queremos cambiar la sociedad a mejor

José Moncada sí alude a una diferencia fundamental en cuanto al aportante del capital: “Siempre decimos que queremos inversores conscientes en los dos sentidos, en cuanto a las condiciones de su inversión pero también de las implicaciones a nivel ético de sus decisiones de inversión”.

El resultado final también difiere en parte con una ampliación de capital habitual. Con estos procesos “se crean comunidades en torno a un proyecto. De repente, 20, 50 o 100 inversores creen en el negocio, le van a apoyar y ayudar a que crezca. Los aportantes se vinculan al proyecto, hablan bien de él, prescriben sus productos y ayudan a expandir su actividad incluso proveyendo de nuevas oportunidades de negocio”.

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Texto: Víctor Regidor Sancho · Foto: Clara Asanza